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Mostrando entradas de junio 28, 2009

Poli bueno y poli malo

Me parece que al presidente de la Xunta le han hecho la jugada del poli bueno y el poli malo . Por lo visto en estos dos últimos días, el poli bueno de la financiación autonómica es Manuel Chaves y la poli mala la vicepresidenta económica, Elena Salgado. Un martes se pasa el andaluz por Santiago y le dice a Feijoo cosas que permiten prever un acuerdo de financiación que beneficie a Galicia; se va el presidente a Madrid y la ourensana Salgado le pone las cosas crudas. Tengo para mi que Feijoo debería darse un respiro en el maratón de reuniones con miembros del gobierno central porque puede acabar convertido en una pelota saltarina que rebota de un sitio a otro a base de golpes. Un día te dan zanahorias y otro te atizan con el rabo. El balance hasta ahora parecía positivo: Blanco ordena el calendario y traza un AVE de verdad para Galicia, Zapatero regala los oídos de Feijoo en su primera entrevista y Chaves promete que hará "esfuerzos" para que recibamos un 7,1% de los fondos

Los libros gratis

El conselleiro de Educación tiene un nuevo frente abierto del que ocuparse: la supresión de la gratuidad universal de los libros de texto. Ahora se sufragarán en función de la renta de las familias. Ya había comentado yo que el problema fundamental estaría en lo que la Xunta entendiera como rentas medias . El gobierno gallego entiende que quien tenga capacidad para ello, que se pague los libros de sus hijos. Sin embargo, tal decisión introduce un precedente de cara al futuro, a saber: el que tenga posibles, que costee una parte de la asistencia sanitaria que ahora cubre de balde el Estado. La sanidad, como la enseñanza, es un derecho de todo español por el solo hecho de serlo. Si el Estado garantiza toda la asistencia sanitaria, ¿por qué no hace lo mismo con toda la educación, es decir, con los materiales pedagógicos necesarios para ejercerlo? Porque a nadie le piden que lleva sus sábanas al hospital o que se traiga las vendas de casa. Reconozco que es un debate de muchas caras. En

España, Franco y el péndulo

Estoy leyendo estos días un libro titulado Los años del miedo que retrata la vida en aquella España que salía de una guerra incivil, muerta de hambre y miseria, páramo cultural en el que campaban los señoritos de camisa azul. El autor, Juan Eslava Galán, nos cuenta los niveles de adulación a Franco, de tal manera que un mediocre militar acabó creyéndose un enviado de Dios para salvar a España de no se qué peligro rojo y judeomasónico. Relata el libro cómo fracasó una invasión del maquis a través de los Pirineos, entre otras cosas porque nadie de las villas y pueblos liberados quiso secundar a los guerrilleros que pretendían derrocar al régimen, que pervivió treinta y un años más. Y Franco recibió tantos honores que su vanidad quedó saciada muy pronto. Viene esto a cuento de que el Ayuntamiento de Madrid acaba de retirarle todas las distinciones al dictador. Está bien. Pero el general de Ferrol murió en una cama de la Seguridad Social y nadie lo bajó del machito. Así es España. Adula

El discurso de Beiras

Lendo a información do acto no que Xosé Manuel Beiras recibiu Premio Trasalba da Fundación Otero Pedraio comprendín algunhas cousas das últimas peripecias vitais de esta figura extraordinaria e caleidoscópica. Di La Voz de Galicia que o galardón premia "os méritos demostrados en defensa da lingua e a cultura de Galicia. Certamente, e vello político e intelectual nacionalista ten méritos dabondo nesas dúas facetas da súa vida. Ademáis, conseguiu situalo nacionalismo como unha forza decisiva para a gobernabilidade de Galicia. Porén, nas referencias que salienta o xornal hai dúas ideas que retratan ó persoeiro. Cando di que, vendo o tríptico que coas fotos de Castelao, Otero Pedraio e Vicente Risco que tiña o seu pai no escritorio " aprendeulle ao neno que eu era daquela cal era o seu país, cal o seu pobo, cal a súa nación verdadeira, que non era a que os energúmenos nacionalcatólicos de entón proclamaban, como a proclaman os seus herdeiros de arestora". Non hai que ser a

La especulación automovilística

Vengo de hacer unas gestiones en el centro de A Coruña. He tenido que aparcar el coche en uno de esos aparcamientos subterráneos que han convertido el centro de nuestras ciudades en un queso gruyere. Cumplen dos funciones básicas: te permiten ir con el coche hasta la puerta de la oficina que buscas y los ayuntamientos hacen caja. Lo que hoy me mueve a la reflexión es la especulación espacial de este tipo de instalaciones. Me refiero al escaso espacio habilitado para aparcar el coche que suele haber en los aparcamientos de A Coruña. Hay tres, el de la plaza de Galicia, Juana de Vega-plaza de Pontevedra y el de María Pita, que son sencillamente escandalosos. Las medidas son tan escasas que el conductor difícilmente puede abandonar el vehículo después estacionarlo; los acompañantes, si los hay, ya se han bajado antes de iniciar la maniobra. La pregunta es: el/los que autorizaron la apertura de este tipo de parkings ¿están untados , tienen un biscúter o les da todo lo mismo? Yo creo que

La Torre de Hércules, día primero

Había que celebrar la designación como monumento Patrimonio de la Humanidad. Y de paso ver cómo la cuidan esos políticos que ayer lloraban, saltaban de alegría y hasta hacían la uve de la victoria con los dedos. Hace menos de un año que estuve en el parque de la torre. Creo que las zonas verdes en la falda del faro han mejorado. Arriba me encontré con cosas que no me gustaron. Por ejemplo: las paredes interiores de la casona que alberga la piedra con la inscripción fundacional están desconchadas, unas mesas de piedra a modo de merendero y unos restos cubiertos de maleza, muros en la zona próxima al mar cubiertos de pintadas y, lo peor, unos servicios portátiles que quedan ahí, dicho castizamente, c omo a un cocho unos tirabuzones . A ver si los mismos que el sábado sacaban pecho se ponen manos a la obra y acaban de adecentar el entorno del faro. De paso pueden ir pensando qué hacen con la antigua cárcel, que poco a poco se cae y aporta fealdad.

La Torre de Hércules y los políticos

Siempre ha estado ahí y ahí seguirá estando cuando hayamos pasado por este valle de lágrimas. Esa torre ha sobrevivido a todo y a todos, a los romanos, a los bárbaros , a las invasiones, a los naufragios y hasta al empeño de sus vecinos por taparla. Ahora comienza a lucir más bonita, pero durante décadas ha padecido la incuria de políticos y coruñeses en general, que sólo se acordaban de ella en sus años mozos para retozar a sus pies. Desde hace unos meses escuchamos a dirigentes de cualquier color cantar la belleza de la torre, su historia y su funcionalidad. Son los mismos a los que antes de ayer hubo que advertirles de las goteras que amenazaban su conservación o de la necesidad de invertir dinero en su mantenimiento. Es lo que pasa con esta clase de gente: llegan, cobijan bajo su manto y luego, si te he visto no me acuerdo. Prometen que no va a ser así, ya veremos. La Torre de Hércules ya sólo se ve desde la calle de la torre. Nos hemos empeñado en taparla con más y más edificios,