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Mostrando entradas de febrero 24, 2013

Los salvapatrias de la España eterna

Hay costumbres, tradiciones, gastronomía, hasta comportamientos que nos identifican como españoles. Incluso hasta los que no quieren serlo. Los toros, la comida mediterránea, las procesiones, a las que acuden incluso los que no pisan una iglesia en todo el año, ese ejemplar de El Quijote que nunca hemos leído pero que está en la estantería de todos los salones, el sorteo de la Lotería de Navidad, Real Madrid o Barça ..... y no nos olvidemos de nuestro permanente debate sobre lo que somos y como "encajamos" a vascos y catalanes (los gallegos estamos a otra cosa) en esto que hace dos mil años empezó a llamarse Hispania. En esa panoplia de señas de identidad no pueden faltar los salvapatrias. Son esos señores, mayormente vestidos de uniforme, que en un momento de su vida se sienten llamados a decir que por encima de todo está la patria. Y si está en peligro, allí irán ellos a salvarla. Estos ejemplares típicamente españoles los tenemos en versión vasca, catalana y española roj

En la nueva hora de la Iglesia

Benedicto XVI deja hoy de ser Benedicto XVI, pero seguirá siendo Benedicto XVI.  Es decir, no será el jefe de la Iglesia Católica pero podrá utilizar su nombre pontifical, el tratamiento de santidad y una sotana blanca. Se sumergirá en un silencio autoimpuesto de cara al exterior. Encima de la mesa del despacho papal quedan una serie de problemas que tienen que ser abordados por el nuevo pontífice si no quiere que el catolicismo se desgarre camino de su irrelevancia en las sociedades del siglo XXI. Debe abordar la reforma de la curia vaticana, para que sea una institución al servicio de la fe y no una fuente de problemas o un ente controlador del catolicismo. Tiene que profundizar la batalla emprendida por Benedicto XVI contra toda clase de abusos sexuales protagonizados por clérigos. De la misma forma, hay que avanzar en la regeneración de la banca vaticana. Por si todo esto fuera poco, en el plano doctrinal hay muchas cosas que hacer. Por ejemplo, analizar y, en su caso, revisa

Mediocres satisfechos en el Parlamento gallego

Todos parecen encantados de lo que han hecho. Están convencidos de que es lo mejor para Galicia. En realidad, es lo mejor según lo que su ideología les dicta que es lo bueno. Aunque es probable que todos ellos votaran lo contrario si se lo mandaran sus jefes. Me estoy refiriendo a los diputados del Partido Popular que ayer aprobaron en solitario los presupuestos de Galicia para 2013. Esos dineros que no van a crear riqueza, que profundizan en la recesión, que recortan el salario de los empleados públicos, que limitan la inversión productiva una vez más. Los pueden ver ustedes sonrientes en la foto , aplaudiéndose a sí mismos, mientras el vicepresidente de la Xunta besa a la conselleira de Economía. Atisbo un gesto serio en alguna señoría popular, quiero creer que conscientes de que administrando los recortes, pasando la tijera año tras año, sólo reparten sufrimiento. Estos parlamentarios tienen el honor de actuar de marionetas de los verdaderos poderes que dirigen este desaguisad

Rajoy versus Rubalcaba. Victoria inútil.

Los periodistas hace tiempo que nos gusta preguntarle a la gente quién cree que ha ganado los grandes debates que se celebran en el Parlamento. En una sociedad en la que la competición parece ser consustancial a cualquier actividad nos parece importante saber quién ha sido más hábil o se ha impuesto dialécticamente. Ya sabíamos que esto en realidad no tiene mucha importancia. Hay múltiples casos en los que un político ha salido triunfador de un debate parlamentario y el balance de su gestión ha sido nefasto. Pasó con Zapatero y está pasando con Rajoy. Hay muchas circunstancia que inciden en el resultado final de un debate: la preparación anterior, las habilidades oratorias y retóricas de los intervinientes, el reglamento, los datos que se maneja, etc... El resultado sólo es la foto fija de un momento determinado, no tiene otro valor. Viene esto a cuenta de que parece que Rajoy le ganó a Rubalcaba el debate sobre el Estado de la Nación. Bueno, pues vale. También es significativo el