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Mostrando entradas de abril 13, 2014

Estampas de una tarde de Viernes Santo

Los paseos sin destino fijo nos permiten encontrarnos con hechos que abren reflexiones sobre lo que pasa o lo que otros pretenden que pase. Una tarde de Viernes Santo es un tiempo que se puede aprovechar para caminar sin rumbo por la ciudad y descubrir cómo se matan moscas a cañonazos o se  mezcla a Dios con el César. Primera estampa: Cantón Grande de A Coruña. Concentración de unos cien jóvenes y alguna persona de la tercera edad (o tercera juventud), pertenecen a grupos de izquierda (radical o antisistema, como gustan en llamarlos los portavoces de la derecha rancia). Reparten octavillas y luego comienzan a caminar. Todo muy normal. Los paseantes siguen a lo suyo. Frente a ellos cuatro furgonetas de la Policía Nacional y unos cincuenta agentes. Es decir, casi más jefes que indios. Me quedé con ganas de preguntarle al policía al mando si aquello no era excesivo. Mis acompañantes me disuadieron. Probablemente él hubiera preferido estar con su familia y no vigilando a esos manifestant

Mi primer Cien Años de Soledad

Tengo en la librería de mi casa el ejemplar que nos hizo comprar la profesora de Literatura en 2º de BUP. Es una edición de febrero de 1980 de Argos Vergara, colección  Libros DB. Las hojas han adquirido el color amarillento propio del paso de las estaciones. La portada es un dibujo de una sucesión de colinas parduzcas que se pierden en el horizonte. Está forrado con plástico y en la contrapartida pone el precio: 205 pesetas, un euro con veintidós céntimos en nuestros días. En definitiva, una edición barata. Fue el primer ejemplar de Cien Años de Soledad que tuve en mis manos. Después he adquirido otros dos, con pastas duras y mejor acabado. Uno de ellos es la edición especial que publicaron las academias de la Lengua Española. Pero no tienen la historia y el significado de ese primer Cien Años de Soledad . ¡Qué se le va a hacer, no voy a ser nada original! Yo también entré en la literatura por la puerta que me abrió obra maestra de Gabriel García Márquez. Lo siento, pero es ve

La verdad de la crisis (II)

Creo que de vez en cuando las personas que tenemos un pasar más o menos aceptable en esta recesión que sufrimos por cuenta de los banqueros y los políticos deberíamos acudir a los lugares donde se atiende a los damnificados de este inmensa cagada. Es lo que hice yo, casi por pura casualidad. Una amiga, que lleva muchos años trabajando en Cáritas de mi parroquia, me pidió una mano para preparar los alimentos y repartirlos. Al final vinieron más voluntarios, y por lo tanto pude observar lo que pasaba a mi alrededor. Comprobé que la cola de gente era muy numerosa, lo suficiente como para prever que el reparto de alimentos, que comenzó cerca de las seis y media de la tarde, se iba a prolongar hasta cerca de las nueve de la noche. Cada persona tiene un número asignado y una ficha facilitada por el Banco de Alimentos, en ella se anota la comida que se lleva y la fecha de la entrega, todo muy ordenado y burocrático. Otra evidencia es que la ayuda de emergencia alcanza a todo tipo de púb

La verdad de la crisis

Esta mañana he estado echando una mano en Cáritas de mi parroquia. Había que hacer lotes de alimentos porque hoy es día de recogida. Así, como quien no quiere la cosa, se hicieron casi 300 paquetes con leche, legumbres, galletas, queso y otros alimentos básicos. Luego nos acercamos al Banco de Alimentos a recoger comestibles para próximas entregas. Esta es la realidad de la crisis, la verdadera cara de lo que está pasando. Lo que le molesta que le digan al ministro Montoro y demás hagiógrafos de la recuperación en marcha (Rey incluido, con su patético discurso en los emiratos diciendo que la recesión se ha terminado). Vamos a entrar en tiempo de elecciones. Da miedo lo que va a salir por esas boquitas. En todo caso recuerden quiénes nos han conducido hasta aquí, quiénes son los responsables de que cada vez haya mayor brecha entre los ricos y los pobres, quiénes son los responsables del empobrecimiento de los trabajadores.... y así suma y sigue. La verdad de la crisis está en esos