La final de la Copa del Rey nos ofreció otro ejemplo de esa costumbre tan española del desprecio al prójimo, un defecto transversal a todo tipo de orígenes y obedencias políticas. Los miles de personas que ayer pitaron el himno español demostraron que en este país, o lo que sea, el respeto por lo que piensa o lo que siente el de enfrente no es moneda de uso habitual.
Silbar un himno, cualquier himno, insultar al vasco, al catalán, al francés o al español por el hecho de serlo es vulgarmente insoportable, además de una muestra de intolerancia abrumadora. Es la ofensa por la ofensa, por joder, por irritar al que no piensa como tú o por hacer la gracieta.
Pero, si cabe, aún es peor reír la gracia, alentarla o contemplarla con media sonrisa, como hizo el honorable Mas el sábado en el Nou Camp. Seguro que no pondría la misma cara si en el Bernabéu se abucheara e himno catalán; entonces hablaría de insulto a Catalunya y bla, bla, bla.....
En tiempos cada vez más lejanos, los esbirros del franquismo competían por difamar, detener y fusilar a los demócratas para ganar puntos ante el dictador. Ahora hay competición por ver qué pitada es más sonora cada vez que un equipo catalán o vasco juega la final de Copa. Es menos dramático, pero igual de intolerante.
Silbar un himno, cualquier himno, insultar al vasco, al catalán, al francés o al español por el hecho de serlo es vulgarmente insoportable, además de una muestra de intolerancia abrumadora. Es la ofensa por la ofensa, por joder, por irritar al que no piensa como tú o por hacer la gracieta.
Pero, si cabe, aún es peor reír la gracia, alentarla o contemplarla con media sonrisa, como hizo el honorable Mas el sábado en el Nou Camp. Seguro que no pondría la misma cara si en el Bernabéu se abucheara e himno catalán; entonces hablaría de insulto a Catalunya y bla, bla, bla.....
En tiempos cada vez más lejanos, los esbirros del franquismo competían por difamar, detener y fusilar a los demócratas para ganar puntos ante el dictador. Ahora hay competición por ver qué pitada es más sonora cada vez que un equipo catalán o vasco juega la final de Copa. Es menos dramático, pero igual de intolerante.
Nunca he entendido el patriotismo por imposición!!!! Ese es el que provoca la pitada. ¿Qué esperáis de unas aficiones a las que durante cuarenta años se les prohibió expresarse en su propia lengua y a las que el Gobierno actual limita derechos? Por otro lado en otros países esta competición (por ej. Inglaterra) se llama de otro modo... sin herir a nadie... Aquí debería llamarse Copa de España o Copa de las Españas (casi mejor) y ya está... que además así se llamó siempre hasta que uno bajito la hizo llamar Copa del generalísimo y posteriormente su "sucesor" la implantó como Copa del Rey... La tolerancia no debe ser hacia el himno sino hacia las personas!!!!
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