Lo voy a decir hoy porque si lo hago mañana puedo ser acusado de violar la jornada de reflexión, esa antigualla electoral que trata a los españoles como minusválidos políticos. Lo que quiero decir es que es necesario que el Partido Popular pague el domingo en las urnas por las políticas austericidas y por el pozo de corrupción en que está metido.
Dirán algunos que sólo por las cosas que han dicho Rajoy y los suyos en estos días de campaña ya merecerían recibir un buen revolcón. El espectáculo permanente de Aguirre o las tonterías dolosas del presidente en campaña son muestra palmaria de la degeneración del partido que representa a la vieja derecha reaccionaria española.
En las elecciones europeas ya se atisbó un primer castigo por parte de los ciudadanos. Ahora toca profundizar y preparar la definitiva estocada en las generales previstas para este año. Podría extenderme en consideraciones y argumentos que reclaman la derrota electoral del PP, pero creo que sobran en momentos en que la estulticia, la mediocridad, el engaño, la incompetencia y la soberbia han alcanzado tal nivel de gravedad.
Me cuesta imaginar a un parado, a un pensionista, a un funcionario o a cualquier asalariado consciente de si mismo votando al PP. Pero parece que los hay. A ellos es a los que les digo que el 24-M podemos preparar el definitivo final del "marianismo". Por higiene democrática y vital.
En fin, ahí dejo mi grito, que espero que no sea en el desierto.
Dirán algunos que sólo por las cosas que han dicho Rajoy y los suyos en estos días de campaña ya merecerían recibir un buen revolcón. El espectáculo permanente de Aguirre o las tonterías dolosas del presidente en campaña son muestra palmaria de la degeneración del partido que representa a la vieja derecha reaccionaria española.
En las elecciones europeas ya se atisbó un primer castigo por parte de los ciudadanos. Ahora toca profundizar y preparar la definitiva estocada en las generales previstas para este año. Podría extenderme en consideraciones y argumentos que reclaman la derrota electoral del PP, pero creo que sobran en momentos en que la estulticia, la mediocridad, el engaño, la incompetencia y la soberbia han alcanzado tal nivel de gravedad.
Me cuesta imaginar a un parado, a un pensionista, a un funcionario o a cualquier asalariado consciente de si mismo votando al PP. Pero parece que los hay. A ellos es a los que les digo que el 24-M podemos preparar el definitivo final del "marianismo". Por higiene democrática y vital.
En fin, ahí dejo mi grito, que espero que no sea en el desierto.
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