Ir al contenido principal

¡Vivan las caenas!

Ya lo hemos visto y leído. El PP ganaría las elecciones generales si se celebrasen ahora, sería el partido más votado. Por lo que respecta a las municipales, tiene posibilidades de gobernar un número importante de ciudades, significativamente Madrid o Valencia. Cierto que los populares sufren una sangría de votos, pero están ahí, luchando por mantener importantes cuotas de poder.

Échemos una ojeada al paisaje preelectoral. Parece que miles de madrileños están dispuestos a que los gobierne Esperanza Aguirre, ni más ni menos que Esperanza Aguirre. Me ahorro comentarios porque todos conocemos al personaje. También miles de valencianos parecen preferir a Rita Barberá, ¡Rita Barberá!, con lo que sabemos de las andanzas de la señora y del PP valenciano en su conjunto.

Por lo otra parte, los sondeos para las generales confirman lo que sostengo desde hace tiempo: aquí nadie dice que vota al PP, pero de golpe aparecen millones de ciudadanos que confían en los que han crujido a los trabajadores, han podado los servicios y las políticas sociales y se han afanado en echar una mano a lo bancos antes que a las personas. Por lo demás, tampoco parece que a esos millones de personas les importe que la dirigencia del PP cobrara sobresueldos o que el partido se financiara en B durante años.

La verdad es que no debería sorprendernos. En Andalucía llevan décadas votando a los mismos, los del PSOE, a pesar de los ERE´s y otras aves que vuelan al sur de Despeñaperros; o Galicia, con esa derecha guay y posmoderna que privatiza y recorta, pero que goza de buena salud todavía.

Seguro que los sociólogos y los especialistas en demoscopia podrían explicar esto. Yo, profano en la materia y observador de lo que pasa, solo puedo decir ahora lo mismo que se dijo de los españoles empeñados en reponer en el trono al felón de Fernando VII: ¡Vivan las caenas!

Comentarios

Entradas populares de este blog

Otra de ex presidentes

Hace un par de días contaba las últimas andanzas de José María Aznar, devenido en promotor comercial de su último libro. Hoy me toca hablar de su íntimo enemigo, el también ex presidente del Gobierno Felipe González. El viejo dinosaurio socialista lleva más de una década jubilado, exactamente desde que en 1997, al año de perder el gobierno, dijo, nada más empezar el congreso del PSOE, que lo dejaba; yo estaba allí, y la cara de pasmo y estupor de la concurrencia era indescriptible. En la misma operación colocó a su albacea Joaquín Almunia al frente de la cosa; fracasó sin paliativos, Josep Borrell mediante. Y luego llegó el actual, ya saben, la figura histórica de la que hablaba Leire Pajín. A lo que vamos. Felipe González se dedica, entre otras cosas, a tocarle las narices de vez en cuando a la figura histórica (bueno, vale, Zapatero) para recordarle que no le gusta nada lo que está haciendo. Es lo mismo de Aznar con Rajoy, al que cada cierto tiempo le agita el avispero popular con l

Ricos, locos asesinos y currantes.

Todos los días millones de personas nos levantamos con la intención de cumplir con nuestras obligaciones, sean del tipo que sean. Normalmente son hacer nuestro trabajo de la mejor manera posible, ocuparnos de las necesidades de nuestra familia o ser honrados ciudadanos. Y ya es bastante. Una de las primeras cosas que hacemos es echarle un vistazo a la prensa o escuchar la radio. Es saludable y demuestra interés por lo que pasa a nuestro alrededor, pero a veces puede alterarnos el estado de ánimo. Veamos alguna muestra de lo que nos encontramos hoy: Ahí tenemos el enésimo serial de la infanta, el marido de la infanta y los tejemanejes que entre los dos y sus socios se montaron. La mujer prefiere pasar por tonta antes que admitir cualquier grado de responsabilidad en los enjuagues de Noos y otros negocios. Está en su derecho, también en el de no pagar la fianza, pero los ciudadanos también estamos en nuestro derecho de pensar que esto tiene toda la pinta de acabar en una operaci

Bomberos catalanes y el Gran Leviatán

La peripecia de los bomberos catalanes confundidos con etarras nos confronta con los riesgos de la ciudadanía ante el funcionamiento de los aparatos estatales. De la noche a la mañana, unos honrados funcionarios contribuyentes mudaron sin ellos saberlo en un grupo de terroristas que estaban siendo perseguidos tras haber matado en Francia a un gendarme. Estupefactos nos hemos quedado al comprobar el método chapucero aplicado por las fuerzas de seguridad francesas para lanzarse sobre los presuntos etarras. Se olvidaron de algo tan simple como chequear la identidad de los hombres que aparecían en el vídeo. Se fiaron de lo que les decía uno de los terroristas detenido. Y con eso se lanzaron sobre estos cinco clientes de la Agencia Tributaria, o sea, tipos como usted o como yo, atrapados en las fauces del Gran Leviatán francés, cabreado por el asesinato de uno de sus servidores. Es un ejemplo más, muy significativo por los protagonistas y el origen, de la indefensión en la que vivimos los s