El suelo es fundamental. Sobre el suelo de la calle caminamos o circulamos en coche, sobre el suelo de la casa vivimos, el "suelo" de nuestro salario, si tenemos el privilegio de trabajar, nos permite vivir y planificar nuestra vida. En definitiva, el suelo está ahí para que nosotros podamos hacer cosas.
El suelo también es vital para los partidos políticos, aunque sea en sentido metafórico. El "suelo" es ese mínimo que les permite conservar el poder o sobrevivir cuando vienen mal dadas. Por ejemplo, ese suelo mínimo explica que las encuestas le den al PP cerca de un 30% de intención de voto a día de hoy o que el PSOE conservase mas 110 diputados en 2011 tras la gestión de Zapatero.
Hace casi un año, cuando las perspectivas electorales apuntaban a una victoria del Partido Popular, escribí en este blog:
Seguro que los sociólogos y los especialistas en demoscopia podrían explicar esto. Yo, profano en la materia y observador de lo que pasa, solo puedo decir ahora lo mismo que se dijo de los españoles empeñados en reponer en el trono al felón de Fernando VII: ¡Vivan las cadenas!
Permitidme la petulancia de autocitarme, pero tengo poco que añadir. Y desde entonces han aparecido en escena Rita Barberá, las peripecias judiciales del PP valenciano, el alcalde de Granada o la más reciente peripecia del ministro Soria. Será que el suelo lo soporta todo.
El suelo también es vital para los partidos políticos, aunque sea en sentido metafórico. El "suelo" es ese mínimo que les permite conservar el poder o sobrevivir cuando vienen mal dadas. Por ejemplo, ese suelo mínimo explica que las encuestas le den al PP cerca de un 30% de intención de voto a día de hoy o que el PSOE conservase mas 110 diputados en 2011 tras la gestión de Zapatero.
Hace casi un año, cuando las perspectivas electorales apuntaban a una victoria del Partido Popular, escribí en este blog:
Seguro que los sociólogos y los especialistas en demoscopia podrían explicar esto. Yo, profano en la materia y observador de lo que pasa, solo puedo decir ahora lo mismo que se dijo de los españoles empeñados en reponer en el trono al felón de Fernando VII: ¡Vivan las cadenas!
Permitidme la petulancia de autocitarme, pero tengo poco que añadir. Y desde entonces han aparecido en escena Rita Barberá, las peripecias judiciales del PP valenciano, el alcalde de Granada o la más reciente peripecia del ministro Soria. Será que el suelo lo soporta todo.
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